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der de estas caritativasauxiliares, ¡ni el viento, ni la lluvia, ni el frío les arredraba!; seguramente que el Señor les habrá dado el premio merecido por tan caritativasobras realizadas sin brillo ex­ terior. A todas ellas, muchas de las cuales han fallecido, las tengo y tendré muy presentes en mis pobres oraciones. El grupo de señoras y señoritas dedicadas a esta obra de caridad se fue aumentando y organi­ zando; se disponía de un centro en el que se reco­ gían losdonativos de toda clase en beneficio de los hermanos necesitados y a él acudían frecuente­ mente para recibir instrucciones estas entusias­ tas auxiliares, partiendo luego de dos en dos a visitar ese bar io primero y a otros después, no menos necesitados. Ante el éxito de este primer esbozo de aposto­ lado, se pensó en su organización y en imponer un nombre a estas entusiastas y caritativas auxi­ liares. Como las había casadas y solteras, se cre­ yó conveniente, por acuerdo unánime de todas, en designarlas « D A M A S AZULES». La institución, sin tener carácter eclesiástico, fue bendecida por el entonces señor Obispo de la ciudad, Dr.don José Eguino y Trecu. Posteriormente, ausente yo en Madrid, comisio­ nado por mis superiores para rescatar la milagrosa imagen del Cristo de Medinaceli, llevado por los rojos a Ginebra, se fusionó esta institucióncon la del Pan de los Pobres, dirigidas por un padre capuchino de la ciudad. 13

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