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Y aquella otra: «Si me preguntaran a mí cuál ha de ser mi misión, yo a todos respondería ser misio nera del Señor.» O este otro: «Brilla ya en la lejanía, horizontes de mi sión, etc., etc.» El distintivo exterior o uniforme consistía en un vestidito, ceñido, con el cordón franciscano. Dentro del régimen del internado disfrutaban de plena libertady toda su ilusión era llegar a ser un día misioneras; ilusiónque expresaban en cánti cos como éste: «Mañana en un frágil barco, m e he de in ternar en el mar..» Que naufragaran en el mar antes de llegar a la playa... ¡misterios de Dios y de la libertad humana que hay que respetar! A nosotros nos cabe la sa tisfacción de habernos sacrificado y trabajado por una obra que creíamos ser de su Divino agrado. No nos duele lo que hemos hecho. La buena semi la de la educación religiosa, cultural, moral depo sitada en esos juveniles corazones no habrá caído en vano y, a su debido tiempo, dará su fruto. 146
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