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algún acto de piedad colectivo que practican, la instrucción catequética que les dan, los consejos y exhortaciones que les dirigen, con motivo de las excursiones a las que les acompañan. Su preocu pación es hacer de el os buenos cristianos y cris tianas,personas educadas, responables, intentar preparar a loshombres y mujeres delmañana. En cuanto al comportamiento de los niños hay de todo. No se puede olvidar que se trata de niños irreflexivos, traviesos por naturaleza, nerviosos, inquietos e indisciplinados, acostumbrados a vivir mucho en la calle, donde aprenden tantas cosas mal, que les hacen un daño inmenso en su forma ción moral. Las reprensiones, que a veces reci ben de las hermanas, lejos de provocarles antipa tía o resentimiento, las suelen recibir bien, ya que se les explica por qué se lesdice aquel o, siem pre para un bien mayor suyo. ¡Cuántos de esos niños y niñas que pasaron una temporada de verano en Tablada, al encontrarse con las hermanas (aunque ya tengan los chicos 14 años) se acercan cariñosos a saludarlas dándo les un beso como la cosa más natural! ¡Y cuántos también van a visitarlas a la casa de Las Caro linas! ¡Y cuántas niñas al tener que volver a Ma dridlloran porque desearían continuar en Tablada! Nada tengo que añadir a lo dicho acerca de las travesuras de estos inquietos chiquillos, en espe cial de los niños. Un día, al volver de una excursión en el tren, uno toca el timbre de alarma, obligando a que éste pare. 134
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