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ENSAYOS DE APOSTOLADO EN LA CAPITAL DE LA M O N T A Ñ A Nos hallamos en plena cruzada española; las tropas nacionales avanzaban arrolladoras arreba­ tando a las republicanas regiones y provincias en­ teras. Le llegó por fin su turno a Santander, pro­ vincia y capital, y aquí comenzaron mis primeros esbozos de apostolado en favor de los pobres abandonados y necesitados. La ciudad estaba materialmente inundada de gen­ tes de los pueblos huidas de sus hogares. Cen­ tenares de familias sin casa y sin medios de vida estaban por las calles sin saber qué hacer y a quién dirigirse. Al contemplarlas venían a mi m e ­ moria las palabras de Cristo: «Me compadezco de estas pobres gentes que no tienen qué comer». ¿Qué hacer? ¿Cruzarse de brazos?, o decir, como algunos, «allá ellos», «que se atiendan a las con­ secuencias»... ¡Qué expresiones tan indignas de la­ bios cristianos escuchadas por mí más de una vez!... ¡Como si no fuéramos todos hermanos, a algunos de los cuales les tocó la mala suerte de 11 11