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¡Con qué envidia las veía acercarse a recibir el pan de los ángeles, qué inocencia reflejabasu ros­ tro..! ¡Quiera el Señor que así se conserven siem­ pre y que el lodazal del mundo no salpique jamás la blanca estola de sus almas. ¡Tablada a la vista! — Nos hallamos en plena Sie­ rra de Guadarrama, a más de 1.200 metros de al­ tura y a 3 kilómetros del Alto de losLeones. El lugar proyectado para la instalación de la re­ sidencia de los niños veraneantes de los subur­ bios presenta condiciones excelentes para este fin. Desde esa altura se contempla el magnífico pano­ rama que ofrecen a la vista los encantadores pue­ blos de Cercedilla, Guadarrama, Los Molinos, Co­ llado Mediano, etc., que semejan por la noche con sus centelleantes luces, casitas de Navidad. La tranquilidad es absoluta, cuando duermen los niños. Aquí no llegan las voces ni el ruido y aquí se convida a cantar con el inspirado Fray Luis de León: «Qué descansada vida la del que huyendo delmundanal ruido...». Qué remanso de paz,cuando huyendo del trepi­ dante ruido de la ciudad se retira uno a este soli­ tario lugar. Aquí a solas con Dios y consigo mismo se encuentra uno en condiciones de apreciar las realidades de la vida. Aquí convida a cantar el verso de San Juan de la Cruz: «¡Oh bosques y espesuras, plantadas por la mano del Amado! 126