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para las niñas,ya que Tablada era para los niños. Las condiciones mejoraron algo.Se abasteció el pueblo de agua algo más y se atacaron los moles­ tos enemigos que turbaban la paz nocturna con armas defensivas. A más de esto,tenían la facilidade trasladarse las hermanas y niñas de Guadarrama a la residen­ cia de Tablada y alí fraternizar mutuamente con sus hermanos. En realidad eran dos colonias uni­ das con los estrechos lazos de la hermandad. Y asíeran frecuentes las excursiones mixtas al Valle de los Caídos, Navacerrada, etc., y el encontrarse a mitad del camino entre Guadarrama y Tablada, subiendo unas con las niñas y bajando otras con los chicos. ¡Con qué emoción recuerdo todo esto... Me parece que fue ayer y han transcurrido ya más de 15 años...! Algunas de aquellas niñas, hoy ya son madres y otras sueñan con serlo, aspirando a formar un hogar cristianocomo el que les aconse­ jaban sus buenas educadoras las misioneras; igual los chicos, algunos ya han venido a mostrar a las hermanas su primer retoño. A una de aquellas niñas la tengo muy presente en mi memoria, no sé si por haberla yo cristianiza­ do o por la singular simpatía que ella ha tenido siempre a las hermanas, en cuya compañía pasó alguna temporada de verano. Recuerdo también la encantadora inocencia de aquella otra niña y las travesuras infantiles de tantas otras, verdaderos ángeles que yo envidiaba por su candorosidad, sinceridad e inocencia. 125