BCCPAM000549-1-40000000000000

loque jamás lespasó por laimaginación. Así, entre otros innumerables, los cardenales Stepynac y Myscenty. Ni podemos olvidartampoco almillón y medio de palestinos, arrojados brutalmente de su patria por naciones llamadas cultas y humanitarias, que se ven privados de libertad, y obligados a vivir bajo tiendas de lona, o en reducidísimas barracas, o en campos de concentración. Todos ellos, lo mismo losque viven encerrados en nuestras modernas cárceles, como los que ocu­ pan infernales checas, como los que yacen en cam­ pos de concentración, son hermanos nuestros ha­ cia los cuales debe extenderse nuestro amor y nuestra consideración, ejercitando la obra de mi­ sericordia de «visitarlos». Permanecer insensibles ante sus sufrimientos, lohayan o no merecido (que no nos toca a nosotros juzgarlo), es inhumano y anticristiano. Por eso, ¡qué hermoso y edificante ejemplo el que dáis en vuestras visitas a los privados de liber­ tad en las prisiones! A estas visitas seguirá el úl­ timo día la promesa del Justo Juez, que dirá: «Ve­ nid, benditos de mi Padre, porque estaba encarce­ lado y me visitasteis...» 4) Los discriminados raciales. — Los menciona­ mos, no porque de hecho en nuestros suburbios se den, sino para condenarlo donde existen, como en los Estados Unidos, en Rhodesia y en Africa del Sur, discriminación entre blancos y negros, como si los primeros fueran de una raza superior 108

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz