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dad tuvieron en no haberle reconocido. En todo ca so, el pecado fue de los padres, no de los hijos posteriores. Parte no pequeña también en esa animadversión y antipatía, por no decir odio, contra la raza judía, ha sido provocada por los frecuentes sacrilegios cometidos por ésta contra la religión cristiana. La historia del cristianismo está llena de hechos que lo acreditan. Un caso entre mil. M e lo contaban los PP.Fran ciscanos, a mi paso por Damasco. Un Padre de aquel acomunidad fue llamado a las altas horas de la noche para administrar los Santos Sacramentos a un enfermo. Le acompañaban dos jóvenes, que decían ser cristianos. Le conducen a una casa des conocida, la cierran la puerta, le apresan y le con ducen a una sala, repleta de judíos. Estos celebran su Pascua y en ella le sacrifican, sacándole la san gre de las venas hasta darle muerte... ¿Que hay he chos no tan comprobados...? Puede que sí, pero otros muchos, como el presente, lo son. Prescindiendo de los hechos, es preciso reaccio nar contra esa animadversión hacia losjudíos,imi tando en esto a la Iglesia Católica, que reconoce lo mucho que debemos a los mismos, ya que en ellos se cumplieron las promesas de la antigua alianza y de el os desciende Cristo, según lacarne. En atención a esto, laIglesia ha suprimido en su liturgia todas las expresiones más o menos ofen sivas contra los judíos,aconsejándonos al mismo tiempo a que roguemos por ellos a fin de que ven gan al conocimiento del Mesías. 105
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