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— t CAPITULO HI ui Del espíritu de libertad. ¿Qué juzgáis á bien decirme sobre el espí- ritu de libertad? —Que conviene conocer sus tendencias pa- ra neutralizar ó desvirtuar sus efectos. Que es tan malo como su padre, el protestantismo; fruto maldito de un árbol maldito también por Dios, porla historia y por la razón. —¿Ha sido de consecuencias su influencia? —Sií, por cierto, porque de ese espiritu de lebertad nacieron á su vez en el campo de las ideas, el racionalismo, el naturalismo y el liberalismo. E La trinidad del dogma infernal en el seno de una sociedad semi-atea. —¿Querréis darme más clara noción de esos tres errores? - Con mucho gusto; puesto que de su co- nocimiento exacto, depende el horror que nos ha de causar, y la guerra que como soldados y macabeos de la fe, hemos de declarar con- tra ellos. ¿Qué es pues el racionalismo? —Una consecuencia del libre examen, y un sistema que rechaza, al mismo tiempo que la autoridad legitima de la Iglesia, todo or- den sobrenatural que no comprenda la razón. —Y ¿qué es el naturalismo? —El sistema racionalista con distinto nom- bre, ó sea la teoría de la negación del orden sobrenatural. mn
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