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AAA IN A E eii — 56 — tiene otras leyes que se hallan hoy muy en peligro y son las referentes á la soberanía so- cial de-J. C. —Aclaráos más. —La soberanía social de J. C. requiere la sumisión de todas las criaturas á su manda- miento; particularmente pide, la completa su- jeción del hombre á sus precripciones, y la subordinación de los pueblos á su autoridad, absoluta, omnímoda é ineludible. —Muy hondo entráis. —A fe que sí; empero, ahí voy resuelta= mente, porque ese es el campo donde debe li- brarse en nuestros tiempos el ¿ran combate, por los buenos soldados de J. C. en contra de sus enemigos. —Y, ¿quienes son los enemigos con que nos hemos de ver en la pelea? —Todos aquellos que con sus deletereas doctrinas, trabajan por soltar los lazos de de- pendencia que existen entre J. C, y el hom- bre; entre su soberanía y la soberanía de las naciones. —Y, ¿cuántos son ellos? —Se llaman /egión, mas nosotros tratare- mos de conocer á los padres de todos ellos, ocupándonos de dos. 1.4 El protestantismo. 2. El espiritu de libertad. —¿Es gran mal el que se origina de dejar abierto el campo á esos enemigos? —Eslo tanto que, una serpiente venenosa que se envolviera en la garganta de un cris-

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