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3.2 Con espíritu de una humildad pro- funda y reverente ante el acatamiento di- vino. —Y ¿qué diréis de los que van á ese san- to tribunal sin estas disposiciones ó solo por parecer devotos ó por entretenerse con el confesor? —Digo de ellas que, son almas muy ne- cesitadas de consideración severa, dignas de que el confesor les imponga un grave correctivo. —Y ¿qué debe hacerse cuando no se ha- llare materia presente de confesión? —Por eso no conviene dejar la frecuen- cia dicha, sino con hacimiento de gracias, porque Dios nos libró de culpa actual, de- bemos dolernos de los pecados pasados, aunque ya confesados y perdonados y acu- sarnos de alguno de ellos; pues en este caso se recibe aumento de gracia. —¿Tenéis algún ejemplo que proponer- nosf —Sí lo tengo, y es del B. Roberto Ter- ciario y príncipe de Rumania, que frecuen- taba este sacramento con: mucha asiduidad y derramamiento de lágrimas; confesose mucho tiempo diariamente, por mejor pre- pararse á morir. San Luis, Rey de Francia, también Ter- ciario, llegábase al tribunal de la reconci- _liación, todos los Viernes —Pues decidme ahora, ¿dónde encontra- remos el regalo del alma?

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