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2 2 un que trate con él, se vé como contagiado del sentimiento Franciscano —¿Qué debe principalmente caracterizar ese espiritu? —Dos cosas; primera, mucho amor á en- terarse de lo que á su profesión corresponde; y segunda, mucha resolución para poner por obra, todo lo que entienda ser propio del Ter- ciario. — ¿Qué medios me señaláis para conse- guir eso —señalaré uno muy interesante y que de- bes conservar en la memoria. —¿Cuál es? —La asistencia puntual á las conferencias que se han establecido precisamente para en- gendrar, nutrir y perfeccionar ese espíritu. —¿Os referiréis á las conferencias mensua- les? —Sí; porque á la verdad ellas fueron or- denadas para que los terciarios aprendieran el verdadero espiritu que los debe animar; en ellas escucha el buen terciario todo lo que in- teresa á la orden, los bellos ejemplos de sus mayores y la manera de proceder franciscana» mente. —Pues ¿qué juzgartis de los que habitual- mente faltan á esas reuniones? -Juzgaré que tienen poco afecto al insti- tuto abrazado y menos deseos de ser verda- deros terciarios, si pudiendo y habitualmente dejan las reuniones mensuales. El art. ó núm. XI de la Regla novísima

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