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DEL ILustrísimo SANTANDER.» 315 vez , que sabiendo todos que "nuestra vida es como una batalla continuada sobre la tierra, y que si nos desunimos y separamos , precisamente serémos ven» cidos; y que no solo valerosamente resistirémos, sis no que gloriosamente vencerémos á nuestros eneml- gos, el mundo, el demonio y las pasiones , reunidos y fuertes con la unidad de la fe y la doctrina , no obedeciéramos niimitáramos á, Jesuchristo que tan- to nos recomienda y encarga la paz. Esta era su sa- lutacion mas freqiiente quando visitaba á sus Após- toles: Za paz sea con vosotros: 'esta su despedida quando se ausentaba de ellos: mi paz os doy , mi paz os dexo: este su particular encargo: en qual- quiera casa que entreis , decid primeramente : la paz sea en esta. casa. Y siesta evangélica salutacion la escucharen corazones preparados y amantes de la paz, ella descansará sobre sus almas; pero si por des- gracia no:encontrase almas pacíficas, vuestra paz se volverá á vosotros , y habitará Coh-vosotros: Es- tadoctrinaque oyeron de Jesuchristo los Santos Após- toles nos la comunicaron á nosotros en sus epístolas Canónicas. Sán Pedro nos dice: enseñad á todos los fieles á buscar la paz. San Pablo clama: Fustificati ergo ex fide pacem babeamus ad Deum. ¿Qué cosa mas justa que el que trasmitamos á todos los fieles esta Rr 2 3 a

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