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314 + Carras FAMILISRES nuestro S.ñor. Sí, mis venerables Sacerdotes, paz, caridad y oracion necesitamos para esta graude obra, y para nuestra propia samtificacion. Conti- nuad en favorecerme con vuestra atencion, y ve- reis en pocos instantes demostrada esta verdad: L Bien-extraño sería , venerables Sacerdotes , que teniendo todos una misma fe , un mismo bautismo, “un mismo Redentor , una Religion , unos Sacramen- tos , una Iglesia, y habiendo sido criados para un mismo fin que es la vida eterna, no tuviéramos to- dos unos mismos sentimientos , no viviéramos to- -dos como hermanos, y no procurásemos unirnos cada vez mas con el dulce y .suave vínculo de la paz. Ciertamente muy extraño sería que siendo to: dos Sacerdotes, todos hijos de la Iglesia, todos mi- nistros de su culto, todos miembros de nuestra mís- tica cabeza Christo Jesus , no tuviéramos un mismo corazon, una misma alma ,. y una misma voluntad, como se nos dice en los Hechos apóstolicos que la te- “nian aquellos primeros felícisimos christianos: Multi- studinis credentium erat cor unum et anima una. De- t-masiado extraño sería , lo vuelvo á repetir tercera