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DEL ILUSTRÍSIMO SANTANDER. 245 ritu de tu: pobre tio en gemidos inconsolables, y perennes lágrimas á la vista de los mismos abusos que tú lamentas! Veinte años ha gastado en pro= curar (entre otras cosas ) la reforma de este esta- do, ¿y qué ha conseguido ?¡ AR! qué desconsolado ha quedado siempre su pobre corazon. En verdad te digo, que si para solo conocer que el fanatismo , la detestable hipocresía, y la rebeldía 4 las santas leyes de la Iglesia, hHán sido, son ) y se-= rán un principio de formidables desórdenes entre los mortales , sehubiera"dedicado tutio: al estudio de una sábia legislacion', casi le fuera fnutil este tra- bajo; porque todos los libros juntos no pueden dar- le mayor evidencia de los abusos, que la que él mismo ha experimentado en innumerables pueblos; grándesy pequéños de nuestra Penínsila. 2 ¡Ay hijo mio! otros principios no ménos fúnes- tos hay que piden estudioy meditación; ho tanto para conocerlos, quanto para' alcatizar sus espantosas conseqiiencias; ¿Mé sabrás decir los males que han producido en el mundo la ambicion y la' avaricia? He aquí, que para responder á tu tio es menester re- volver todas las historias de los Reynos, toda la série de los siglos, y todas-las calamidades delos hi2 jos de Adan. Pregunta á los Alexandros en Asia, los

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