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DEL InusTRÍsIMO SANTANDER. gr que Vm. dice bien , que si el Censor prosigue exer- Citando su justa sátira sobre los villancicos de Na- vidad , seguramente tendrá tela cortada para-mu- cho tiempo. No quiero ótultar á Vm. nada de mi corazon, y voy 4 manifestarle lo que ha pasado por él no po- cas veces. Á pesar de mi estado y ocupaciones tan distantes de las musas, he estado tentado á metera me á villanciquero, para ver si podia desterrar to- das las sandeces de los villancicos, y vea Vin. aquí el plan que se presentaba 4 mi imaginacion. Prime- ro: hacer hablar;¡á la- culpa dominando con arro- gancia sobre todo el universo. Segundo: presentar la naturaleza humana llorando los estragos del pe- cado, y pidicndo por la intervencion de algunos justos el remedio: Tercero: hacer ver la gracia re- mediando los males y estragos que en la naturale- za habia causado la culpa. Yo estoy cierto que es- tos villancicos no habian de hacer reir, pero harian llorar , harian conocer los daños del pecado, la ne- cesidad de un Redentor , y los bienes que. nos tra- xo su venida. Infundirianiideas dignas de la miseri- cordia de Dios, de la santidad de'su religion, y de la-utilidad y edificacion de los fieles. Tales vi- llancicos , cantados con un tono sério, magestuoso y Ma

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