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A | 326 cera KIT * dulzuras de la “virtud”, ni experimenta tranquilia dad despues de cometido .el pecado: él no sabe cómo renuaciar á los placeres criminales que le llaman, ni ahogar los remordimientos que le em= ponzoñan : ni halla paz en sus desórdenes, ni se resuelve á reprimir eficazmente sus pasiones. Para salir de este estado de violencia busca los escriz tos de los impíos, y lós lee cón una sed insacias ble-y:sia reflexion; pero de ran perjudicial estu= diosolo: saca nuevas dudas: aprende solamente algunas frívolas dificultades, millares de veces refutadas y hechas polvo por los: ilustres Apo= logistas de la santa religion. 'Lós apetitos instan, la divina ley muestra su ceño severo: contra los vicios : es menester resolverse á renunciar á Dios; 6 á Belial: la religion, ó los desórdenes: los pes cados, 6 el Evangelio. ¿Quién podrá dudar la resolucion de aquel jóven relaxado?-Él seguirá el exemplo «de Jéroboan, á quien sus desórdenes precipitaron en la impiedad : imitará al Rey Bal- tasar , cuyos banquetes profanaron los sagrados vasos: del templo :-se parecerá á Salomón tras- formado en idólatra por su afeminacion y sus torpezás seguirá los pasos de Lutero, de Calvi» no, Molinos y otros heregés de los últimos siglos, que por el abuso de los dones de Dios, por su obstinación contra las inspiraciones de la divina gracia y la corrupcion de sus costumbres perdiéz ron la fé y'y abandonaron á Dios. ¡Ótcon quánta razon decia el Apóstol San Pablo :«Habens fin dem, et bonam conscientiam , quam quidem re- pellentes circa fidem naufragaverunt..:

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