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SERMON XII. CONTRA LAS CAUSAS DE LA INCREDULIDAD:. Et quí estis vos , qui tentatis Dominum? Judith c. 9. H beis oido , amados christianos mios , en el discurso antecedente , que la ignorancia de los incrédulos en materia de religion los habia pre- cipitado en los absurdos. mas groseros, en las extravagancias mas ridículas , y en los despro- positos mas necios. Pretendia yo su. conversion con todas las veras de mi alma , y creía que el descubrirlos á la. vista de las gentes , demostran- do su estupidez en estos sagrados asuntos , po- dria ser un medio el mas propercionado para llenarlos de una saludable confusion y convertir- los. ¿ Y cómo era posible que estos hombres blas- femasen una religion tan pura y tan perfecta , si- no ignorando los testimonios evidentemente crei- bles que la: testifican, los saludables y santos pre- ceptos que nos intima , y los venerables miste- rios que ella enseña? Un hombre que con docili- dad estudia la Religion, y cree al Evangelio, ja- más la abandona , jamás la insulta. Quanto mas la estudia , mas la venera y ama. Podrá como fragil delinquir : podrá omitir sus obligaciones y pecar ; pero aunque se opongan sus costumbres á otras virtudes , élno se opondrá ála fé, ni ne- gará sus verdades. Podrá ser afligido con per- _ tó. A