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294 Sermon XT, » máximas ! ¡Qué profunda sabiduría en sus dis- »Cursos | ¡Qué presencia de espiritu! ¡Que de- »licadeza , qué propiedad en sus respuestas! ¡Qué »imperio y señorío sobre las pasiones! ¿ En dón- »de está aquí el hombre? ¿En dónde el sábio »que sabe obrar , sufrir y morir sin flaqueza y »al mismo tiempo sin ostentacion ?” ¡Qué bueno es tomar las armas de los ene= migos , y revolverlas contra ellos mismos! A quí teneís, hombres pequeños, una idea del Evange- lio que os dá un hombre de los vuestros, á quien reputais por el mas grande. ¿Es esta la idea que vosotros habeis formado de este libro divino? ¿ Vosotros que os confesais pigmeos en compara- cion de aquel gigante? ¿Habeis estudiado de bue- na fé este admirable libro? ¿Habeis meditado seriamente las costumbres, la doctrina , el ca- rácier y conducta de Jesus? ¿Habeis comparado juiciosamente la pureza de sus costumbres con las virtudes morales de los Aristides , Sócrates, Platones y demas sábios del paganismo? ¿La vasta extension de su religion con todas las sectas del mundo ? ¿ La belleza, la profundidad de shs dogmas con los delirios del espíritu filosófico? ¿La santidad de su moral con la moral de los Liceos y los Pórticos ? ¿La sabiduría de sus leyes con las que han formado los Solones., los Licurgos , «los Numas y demas hombres ilustres, que han fun- dado repúblicas, levantado imperios , y sosteni- dolos con sábios reglamentos? ¿ La grandeza, la multitud , la publicidad de sus milagros con los prestigios de los impostores, con las maravillas fa-