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qe 260 uo Sermón X, nada detodo le presentaba datos fizos para anun- ciar con.certidumbre el resultado de sus eperacio- mes, sutérmino y su fin. Veia aquel gran Rey, y nosotros lo vemos.cada dia, que unos jóvenes em- pezaban bien, y acababan mal; otros empezaban mal , y acababan bien : estos eran ignorantes y sé hicieron sábios : aquellos eran instruidos y murie= roo fátuos unos tenian un génio dulce, una con- dicion amable y una conducta virtuosa; y luego se transformaron en petulantes, ridículos , soberbios y viciosos: á otros de una inclinacion feroz, de un génio cruel y un desórden casi universal de cos- tumbres, los vimos humildes , mansos, morige- rados y de uma heróica virtud. ¿Quién entendez rá estos prodigiosos misterios de la divina gra- cia? Quam investigabiles vie ejus! El mismo Apóstol San Pablo levantando su espíritu: 4:los bienes de la gloria , dixo: que ni el.ojo vió ,-nisel oido oyó', ni caben enel cora- zon del hombre las grandés cosas que Dios tiene reservadas en el cielo para los que le temen aman. ¡Qué altura tan prodigiosa la de aquel bello: lagar, qué extension tan inmensa , qué ca- pacidad tan asombrosa , qué hermosura tan' in- explicable! ¿Pero quántos la habitan? ¿Por quán- to tiempo serán felices? Podo es misterio. ¿Quién me dirá lo inmenso de aquella altura, de aquella estension , de aquella vastísima é incomprensible longitud? ¿Quién dará alcance á su interminable eternidad? Cunctae res difficiles non potes eas explicare sermone (Edclesiastes cap. 1. v. 8. ) Si quanto ven los ejos ey la naturaleza es un
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