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De la inmortalidad del sima. 235 cerigel hombre de libertad, y los vicios y vie dudes no seriad mas que voces sia algun signifi- sCado:-¡Qué horror! ¿Es pesible que el alma va- lerosa y miagnánima de los Corteses, los Rui diaz de Vivar, y los Giánzalos Fernandez de Cór- dova : el alma política y viriosa de los Cisne- zos Y los Saavédras: el alma Sábia de los Arias Mentaño y: Antoniós: Águstia : el alma bermosá y discreta-de los:Lopes:, los Calderones, los Argensokas, dos Evcillas , Rebolledos y Cervan- tes; y sobee todo, las almas santas de los Isidoros, Fulgencios, Hdefonsos , Braulios, Valeros, Ale cántaras, Roxas, y tantos millares de otros ilus» tres Españoles, que bnos porda virtud, otros por las letras, otros por las armas han sido la admi- racior del mundo : es posible, digo, quelas almas de todos estos no eran otra cosa que un poco de materia-mas fina y delicada que la de los peñascos y juméntóos? ¿Es posible que unos hombres taa beneméritos de su: pátria y de todo el género hu- mano , no han merecido mas para con Dios que los, ladrones; los faisarips , los homicidas, los traidores y los ingratos , y todos los demas 'bri= bones «que: hari sido el “oprobrio:de la razon; y el escándalo del mundo? Tan opuesto, y tan diametralmente contrario es. este abominable sis- téma de los materialistas:á las luces de la razon y á los. bellos sentimientos de la naturaleza. Re= sulta pues, como una verdad demostrada: hasta la misma evidencia, que la materia no,puede pen: sar mí por su naturaleza, ni en virtud de sus configuraciones , ni en razon de sus:movimientos, a E $ A 3 ha Ne
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