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De la inmortalidad del alma. 231 niegas quando en la cosa mas importante del mun- do te dicen á úna voz: Morte carent anime. Tú dás crédito 4 Epicuro, á Encrecio, á Luciano, á Diagoras , Milesio, y á otros quantos hombres inmortales , que tienen á su vientre por su fin, su término y su Dios, y no creesá la Europa en- téra , ¿toda el Asia, Africa y América, cuyos habitadores te gritan : que tu alma es inmortal. Tú idás crédito á unos hombres atrevidos , teme-= sarios y locos que en nuestros dias te dicen: que Muestra alma es un soplo que se acaba con la vidar:que mo nos diferenciamos de las bestias mas que en una organizacion material mas delicada; y se la niegas á los.muertos cuyas almas vivas é ¡n- mortales se han aparecido y hablado á los hom- bres: se la niegas á los Santos que han resucitado: ávlas divinas Escrituras que €n uno y otro Testa- mento te lo enseñan : 4 los venerables Concilios que condenantus errores ::á la Iglesia santa que te predica sus verdades , y al mismo Dios eter- no , sábio y santo que te lo dicta. Dios dice: ha- gamos al hombre:á nuestra imágen y semejanza, ¿Dónde hallaremos en el hombre la semejanza de Dios inmortal, si el alma del hombre es materia, y muere con su cuerpo ? Dios dice: que crió al hombre inexterminable. Si todo el hombre mue- re , ¿Cómo puede verificarse esta divina verdad? Dios dice ; mo querais temer á los qué matan el cuerpo, y nada mas pueden hacer-, porque al alma no la pueden matar; temed solamente:al que puede precipitar el cuerpo y el alma:en el abis- mo, por. los pecados. Si los hombres pueden ma- o

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