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contra los pretextos de la incredulidad. 141 blo innumerable, 4 cuya vista se han hecho, y que toma mil veces ocasion de los prodigios mis- mos para reprenderles su negra ingratitud ¿ y que á fin de perpetuar la memoria de las mara- villas de Dios, y de las infidelidades de parte de su Pueblo, se atreve á consagrarla, no en un libro obscuro, trabajado á propósito para ocultarlo á los contemporaneos y engañar á la posteridad; sino en el código público de la nacion, en una -obra sagrada que nadie podia ignorar sin deli- to, y que en cada siete años debia leerse al pue- blo en la fiesta de los tabernáculos ? ¿Fué este jamas el carácter de los impostores? ¿Quién de ellos para imponer al Pueblo le gobierna con un cetro de hierro como Moyses., sin recelar su aborrecimiento? ¿Qué impostor pronuncia con- tra su nacion imprecaciones terribles y amena- zas formidables, como Muyses contra los He- breos? ¿Quién como Moyses, no escuchando mas que á su zelo por la gloria de Dios, hace pe- recer á la vista de todo Israel tres Levitas sa crílegos , veinte y tres mil idolatras , quince mil sediciosos, y veinte y quatro mil hombres maa- chados con la impureza de las hijas de Moab? Hablemos de buena fe : si no hemos perdido en- teramente el entendimiento , ¿podremos hallar en esta conducta algunas señales del engaño, la im- postura ó la ilusion? ó Sean testigos de mis palabras todos los siglos y naciones de la tierra. Los impostores se ocul- tan mañosamente á las averiguaciones públicas: evitan quanto pueden el excitar la curiosidad del > $ Y

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