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contra los pretextos dela incredulidad. 139 impostor “autorizado por Dios? ¿Es Dios autor . delas imposturas? ¿Autoriza Dios los engaños y los fraudes de los hombres? ¿Las grandes obras de Moyses no llevan un carácter visible de verdad y de fuerza y que demuestran hasta la misma evi- dencia que el dedo de Dios le dirigia, le acom= pañaba, y le sostenia? Si los incrédulos insisten en afirmar de Moyses que era impostor, es me= nester que digan lo mismo de Dios ; de aquel Sér perfectísimo-en cuyo nombre hablaba , y con cuyo poder obraba. ¿Lo dicen todavía ? No queda mas recurso que sumergirlos en el mar Roxo con Fa- raon y su exército , sus caballos , sus carros sus tiendas, despues que Moyses le dividió para que pasase á pie enjuto por medio de sus aguas todo su inmenso Pueblo. ¿Es tambien Moyses un impostor en este milagro estupendo, al que jamas habian visto los siglos otro semejante? ¿Hay fuer- zas en el hombre para dividir los mares y unir= los á su voluntad? ¿Sin la omnipotencia de Dios; á que todo está sujeto, puede obrarse este pro» digio?;Es acaso falso el tránsito de los Israe- litas por el mar Rojo, y la sumersion en él de los Egipcios? ¿De tantos rebeldes é ingratos como experimentó Moyses entre los suyos; hubo algu- no que negase su autenticidad ? ¿Quién introduxo en la historia de su nacion y-de su culto aque- lla patraña? ¿Quándo se anumeró esta mentira entre tantas verdades irrefragables? ¿No lo vieron todos? ¿No pasaron todos? ¿No alabáron todos las grandes obras de la Omnipotencia quando en- tonaron: Cantemus Domino, gloriosé enim mag- S2