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contra los pretextos de laincredulidad. y 29 satéz, y la temeridad de sus pensamientos. Ellos son demasiadamente sabios para evitar una COn» troversia sólida y: bien sostenida , en que preci= samente saldrian llenos de confusion. Su:tono ma= gistral y decisivo, quiere ser creido sin exámen, como resultado que es, dicen ellos, del estudio mas serio yde las meditaciones mas profundas. Esto «basta para que otros incrédulos , que care- cen:de sus luces , :les sigan ciegamente , y sin reflexionar, que «si las luces de los maestros son tinieblas, ¡quán espesas y palpables serán las ti- nieblas: de su incredulidad! ¡Ay Dios! corrupti sunt, et abominabiles facti sunt in studiis suis, (1) ¿Y qué oponen estos pretendidos sabios con- tra la santa religion que dichosamente profesa- mos? Que Moyses fué unimpostor: que el Evyan- gelio es una fábula, que las profecías... Poco 4 poco señores. No abracemos hoy mas que el pri- méro de estos pretextos. Tratemos sólidamente de destruirle ,-que enotro dia iremos en- segui- miento de los demas, con la confianza en Dios de que todos quedarán desvanecidos. Moyses fué un impostor. Gracias 4 la divi. na misericordia que ha dado luces bastantes ¿ los incrédulos para confesar con ingenuidad la existencia de aquel hombre. memorable. Sí ama- dos christianos: mios. Los incrédulos instruidos saben muy 'bien que todo pueblo extrangero al País en que habita , SUPone una emigración. Toda emigracion de una inmensa colonia supone un - h::3 14 0E> : (0 Pet: dy ML - DAA ARO Tomo L, R

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