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38 - ELOGIO siliarios; el uno elegido por el Definitorio, el otro por la Co- munidad, previniendo las calidades de ambos con una cautela discretisima, exclusiva de todo afecto siniestro; con cuyo dicta- men se execute la direccion del Convento, y Religiosos. El mismo pone terminos á su poder supremo, lejos de ex- tender su jurisdiccion, diciendo, que las facultades, que dan las Leyes ú los Prelados, no son para usarlas absolutamente, sino para usarlas con prudencia, y para hacer bien ú los Subditos : dos obgetos, que ciñen toda la extension del poder, de los que nunca debe apartar la vista. No quiere, que la naturaleza de las cosas obedezca ciegamente á su arbitrio, porque sabe, que la obediencia ha de ser ciega, quando el Superior tiene ojos; por eso admite muchas exactas Conferencias hasta el punto de descubrir la verdad, quitado el velo de las preocupaciones, y apariencias; caminando de grado en grado ácia la resolucion con una lentitud cauta; no firmando Decreto, sin conocerse libre del riesgo de mudarlo; ni decidiendo, ni mandando, sin haber penetrado con claridad el fondo de los asuntos, Su autoridad nunca lleva la espada desnuda; y repite mu= chas veces la sentencia siguiente: Basta para las correcciones comunes la noticia de que hay azero, que puede desnudarse, y esgrimirse; pues la autoridad, que tiene el Prelado, no es suya, sino de las Leyes. Y si ocurre motivo para sd extraordi- naria, hace toda la obra la dulzura, y la persuasion, y logran estas todos los efectos de la justicia, No admite en la distributiva otros obgetos, que la obser- vancia, y sabiduria, enlazada con ambas la prudencia, por ser estas las que componen el mérito, Aborrece la ignorancia, como madre del error, de la precipitacion, y temeridad: ama al juicio como fuente de la discrecion, del consejo, y acierto. Solos los benemeritos, son sus: amigos; y dice, que si el mérito alcanza los honores, estos logran su destino, se aumenta la observ ncia, y crece la onbidao; Los honra con su trato, hace pública esti- mación de sus personas, no ignorando, que este honor es pre- ferido, en el juicio del Sabio, á la posesion de: los otros. Jamás es insensible al merito personal de qualquiera linea, y Pe le parecen cortos los premios. ! Qué satisfaccion la de su espiritu, quando vé en yO los sabios Capuchinos de la Congregacion Clementina de San Ho=

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