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. a A 3 II a Ro rad a 20 ELOGIO tan poderosos! uno que vale por muchos, el Interés, Tumultuadas unas Partidas de Moros de Guerra inquietan el Pais: sale de Orán la Tropa de España para reprimirlos, y castigarlos, y lo- grado el lance, vuelve triunfante á la Plaza con mucho numero de Jovenes, Mugeres, Parvulos, ¿ Infantes de pecho. La ava- ricia siempre hambrienta, los destina á la venta pública, y sus Padres, Esposos, y Amigos hallan el medio de su rescate en el oro. Sensible el corazon de Colindres, se halla penetrado del dolor mas vivo, se le comueven las entrañas, y lleno de ter=- nura, dice: Que la esclavitud de los Parvulos debe convertirse en libertad por el Bautismo: que es obrar contra el Evangelio, impedirles acercarse á su Redentor: que quitarles el asilo de esta tabla, es concurrir á su naufragio eterno, y para dar toda la energia á la expresion, habla con el lenguage mas patetico, que es el llanto. Duro combate entre la codicia, y el zelo! No cediendo aquella pasion idólatra del dinero, escribe una Consulta, Divide aquella infiel muchedumbre en dos clases, en Adultos, y Parvulos, y ambos componen Jas dos partes de la Obra. En la primera, dice, que se reserven los Adultos, por via de buen gobierno para el cange de los Soldados prisioneros: que no conviniendo los Moros, negarles el rescate de los suyos, es pagarles en su misma moneda; y que detenerlos en Orán hasta cangearlos, es una caridad digna del zelo christiano. En la segunda defiende: Lo primero, que los Parvulos, e Infantes de pecho no pueden ser vendidos á los Moros, porque los educarian en la Secta de Mahoma. Lo segundo, que en este lance no pueden venderse, ni á sus mismos Padres, porque no atendiendo estos á las justas proposiciones del cange, no es razon condescender á las pretensiones de su ternura. Lo tercero, que segun la antiquisima costumbre de la Iglesia de bautizar los Amos á los hijos de sus Esclavos, 6 que nacen en el tiempo de la Esclavitud, pueden estos ser bautizados sin duda alguna, re- sultando de aqui la obligacion de no venderlos si no á Catho-= licos: y confirma todo esto con la antigua practica de Orán, conservada felizmente en la memoria de los Fieles (1). (1) Dá testimonio de esta practica el R.mo P. Fr. Antonio Milla, de la Re- ligion de nuestro Padre Santo Domingo, Profesor de Theologia, y Revisor de su Orden, en Carta eserita A Colindres desde Malaga, en 49 de Diciembre y a a . > a Er m ME AO o 3 ts y es ET AS ls AAA NY O y ra EOS o 5, AAA le E y E .- ho E A y dl
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