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DEL P. COLINDRES 17 7" Con la continuacion de este estudio atesora en el archivo de su memoria todas las especies, que le ofrecen las varias li- neas de la Jurisprudencia, Pone en su propio lugar cada uno de los Derechos, y el Real, el Juridico, el Canonico, el Cesareo, el Pontificio, y el Gubernativo, forman en su cabeza la Biblio- teca animada de la justicia. La transcendencia de su entendi- miento, fixa la atencion, y causa el asombro de su Colegio; y este, puestos en una balanza, de una parte los primeros Sabios de esta facultad, y de otra, solo Colindres, piensa hallar el equilibrio., No tiene lugar aqui la ponderacion, y un lance oportuno dá todo el credito el acierto, y verdad de este dictamen. Vaca una Prebenda distinguida, destinada á un merito sobresaliente, la Doctoral de Salamanca. Su Colegio le ordena salir á la Opo- sicion. La modestia de Colindres, recibe como sorpresa este en- Cargo, y quieren detener la prontitud de su obediencia dos gran- «les estorbos, su humildad, y su juventud. Pero presumiendo que su Colegio conoce el merito, que él ignora, y sabiendo que la verdadera humildad es la obediencia, se rinde al orden, y sale al concurso, Qué dias tan gloriosos los de sus exercicios! Se dexa vér en la Catedra, y en la Mesa un Joven de veintey tres años, y en él una erudicion consumada; Sus palabras son un tesoro der- ramado con discrecion, La doctrina, la accion, y su presencia misma lo están persuadiendo hombre grande. Docto sin vanidad, modesto sin estudio. Aquel sabio Cabildo lo oye como á Oraculo, los Colegios lo atienden con asombro, los Competidores sin emu- lacion; y él gracioso á los ojos de todos, teniendo suspensos los entendimientos de uno de los mayores teatros, de la Sabiduria, se lleva los corazones, los. dictamenes, y la Prebenda, Las circunstancias de haber concurrido Opositores de los Colegios mayores de San Bartolomé, Oviedo, y Cuenca de Sala- manca, y la de ser Colindres del Colegio de Santa Cruz de Va- ladolid, hicieron famosa esta eleccion, en la que se vieron sa- crificados todos los afectos comunes y particulares á la gran- deza de su merito. Dia feliz! que dió á este Joven en la pri- mavera de su edad, el fruto que merecian los sudores de sus fatigas literarias, En un grado tan distinguido no apetece el descanso, y sobre 2

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