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2 7 rodes, v renueva en nuestro suelo con exceso los horrores que vid, y se oyeron en Betiem y sus al- .decredores! Testigos. demasiado experimentales son Madrid, Zaragoza, Gerona, Tarragona, Galicia, Navarra, Castillas, y, nosotros mismos melancdli- cos y violeatos expectadores del perfido rapto de puestro amado, Soberano Don Fernando VIL... . de los saquéos, de las profanaciones, de las sacrilegas yioJaciones de Ja virginidad y del tilamo, de los sincéndios, de las ruinas, de las talas, de las aueg- tes, de las inhumanidades, y de los inaudiros aten- tados contra todo lo que se dice Espafa, y aun — -quaato, es religion y Dios. No me desmienten los tristes écos.,, los espantosos gritos, las inconsolables lamentaciones que ( ; eh dolor!) todavia. se oyen en Rama, es decir en lo mas excelso como en lo mas secondito de nuestra peninsula, ; Ah! ;Mirad, Ho» norables Sefiores, con que intrinsico dolur se des, grenan las tiernas madres, y. se desnudan de todo adorno! | Ved. de que, médios y modos tsan pars ocultar 4 sus delicados infantes, y como éstos se abrigan baxo el fino. lienzo de sus queridas alimea- tadoras, y defensoras! ; Mirad come pugnan ia Ma- dre y.el Tirano: ¢ste tica del tiecno infaate, aquells le retrae; aquel trabaja por arrebatarle, ¢sta torce- gca por retenerle : la Madre besa y. bata con Jigri- mas 4 su amada prenda, y el verdago corta con el acero.inhumano el .tierme cuello del infante cuya maciente sangre bautiza 4 la Madre con un. nuevo y: sanguinario. martirio! ; Para qué, Sefores, comover la parernal. sensibilidad de vuestcas entrafas, reno- vandoos el dolor de ver Ja triste escena qué lamenté

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