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| (29) _— diaco, se-le presentan muchos signos con apa- ~ riencia espantosa , ya el Ariete , ya el Alacran, ya el Escorpion , ya el Toro, ya el Capricor- nio, sin los horrores de la noche que le ame- nazan 3 ;y el Sol qué hace? gse detiene? ni un paso. ;Apresura su carrera @ menos. Se desvia? de ningun modo , sino’ que prosigue su orde- nado eurso sin hacer caso. ;Pues si son tan es- pantosos 2? no importa, porque el Sol entra - renovarlos, y ha hacerlos benignos, y vigoro= sos. Pues asi transportaron ese Divino Sol 4 Es- _ pafia aquellos aulicos genios, sin temor 4 los in- fortunios, sin oposicion en los vientos, superior a todos los horrores, y suspendiendo con tan | armoniosa musica hasta lo insensible. - Se acercan 4 esta Region, y quando toda estaba sepultada en un profundo suefio , boste- zando la noche sus acostumbradas tinieblas , he aqui que al Galicinio llega , del Oriente de - Jerusalén al Occidente de nuestra Peninsula, el mas brillante esclarecido Sol: Aparecié 4 San= tiago: Dispiertan sus Discipulos, que como unos: Astros recibieron nuevo vigor de tan celestiales influxos : 4 estos se manifesto aquella Celestial Tropa con el mas alagueiio semblante de la gran Reyna:se piramido un jaspe , y sobre él se co- oi lo- e.

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