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Cap. 5. De la Exoriacion, quefe ha de hazer al Sacerdote. 81 ¿lia incorporado entre los Coros de los Angeles: (Pfalm.137.) FJn conf pecta Angelorum plallam tibi Dens mens: * Y queexercita enlatierralo que aquellos dichofos elpiritus en el Cielo. Elija, para rezar lugares folos, y retirados , donde el bullicio no le inquiete,nile turbe el ruydo,y con- fufion. Antes de comencar cl rezo, récojaíe vn tanto a fuinterior, confí- derando, que quando y. im. articula las palabras conla bora ,eftá Dios allá prefente atendiciido a fir Cora- gon. Rezando de efta (uerte, no fir- “ye de molcftia elfe exercicio, fino de gecreommo caufa faftidio,fino alegria: noes ocafion de pena,fino de coulte- bo:firveal Señor: de incienío grato, aromas gullolas, y fragancias apaci- bles:a los Anrgeles:ocafiona tegozijo a los Santos contento, y a y. mm, fer- virá de mucho merito en eflta vida para 'grangear en la otra cl premio,y corona merecida, Exemplo, en que fe muefra, quanto ofende al Señor”, el que llega al Altar conmala di- : Jpoficion. XI Efiercie X In Flovib. ezom plo. 10.7.04.5 BL. 28 emp, * Que avia vn Sacerdo- te ,que haziz, al parecer, vna vida modeclta, halta que yn dia inftigado de las alturas y folapadas aftucias del enemigo, vifitoa vna muger, lle. “vado por entonces node finicftra in- tencion , fino de alguna bencvolen= cia. Pero como nunca cftéfegura la paja cerca del fuego, y la polvora de la concupiícencia, prende facilmen- te, fi la hiere la centella mas leve: paffofe de la vrbantdad a la licencia, de la familiaridad a la liviandad , y loque al principio parecia politica cortelfana , fue enel fin torpe cor- refpondencia. O quanta cautela han mencíter los Miniítros de Dios, han de vivir feguros del colitagio pé= gadizo del vicio ! No cicuiaya elte Sacerdote el logar al Altar Divino, aviendo idolatrado feamente en las impias aras de Venus : ni efculava recebir a Dios Sacramentado en aquel coracon , en que avia alberga- do al afquerolo barro dela inmun- dicia.Más Dios,que es zclolo deus Miniltros, y que fi fe apacienta guí- tolo entre candores de nevadas azu- zenas ¿le ofenden mucho las male» zas, que ponen agrelte el campo de las almas , fe dio por ran fentido de las inmundas operaciones de aquel Sacerdote ¿que va dia , que le tenia en las manos para fumirle , fede au- fento de ellas fubitameénte, no dig- nantlole fu pureza de chtrar en ví pecho tan mal difpuetto. “Quedó el Saderdote atonito, pero no del todo delengañado. Quito ver,(i avia fido algun acafu , y para experimentaclo, bolvió otro de a cebra ,y tam- bienfe le aufentó de las manos la Mageftad de Chbr:fo bien, y Señor mucítro. Hizo Experiencia tercera, y tercera yezle Sucedió lo m1. 110,Que “las dos primeras. Y conociendo yd, qee P
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