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Medios para adquirirla. 83 calúmnia que la cáusa horror, por la atencion que da ála verdad y a la justicia, no la des eoncierta por Jo que mira a su reputacion, que no piensa merecer. Las prosperidades na la hinchan el corazon : las adversidades no la debilitan el ánimo. Recibe, dice san Francisco de Sales *, las penas con dulzura, sabiendo que las merece; y las felicidades con modes- tia, sabiendo que no las merece. Vé las fal- tas de los otros con pesar, pero sin turbacion: si se acuerda de las suyas, las.vé con dolor, mas sin impaciencia conociendo su fragilidad. Las preferencias que se le hacen de otros, no la afligen : siempre está elevada á su gusto, como á nadie tenga debajo. ¿Está en el úl- timo asiento? Pues áun se juzga muy favore- cida, en que la permitan ocuparlo, Se desvia tanto de los honores, y de las dignidades, que nunca chocarán con ella los ambiciosos que concurran á pretenderlas; porque se pone de la otra parte, y lan abajo que la ha- Harian á sus pies , sin advertirlo y sin que ella lo entendiera: Pone tanto cuidado de escon- derse, que sus talentos no irritan á la envi- dia; y se aparta tanto, que se coloca fuera le la extension de sus lineas. Si contra su voluntad se le quita el velo á. su modestia; y si contra su gusto la elevan, podrán los áni- mos envidiosos vomitar contra ella todo su veneno; pero no sabrán hacerla daño ni al- terar su reposo. Bien lejos de animarse con- 1 Epist. 48, Lib. 5.

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