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Obstáculos, y medios para vencerlos. 77 bebidas amargas. El régimen y sujecion a lor Médicos, hacen padecer comunmente otro tanto mas al enfermo, que lo que “atormenta la enfermedad. 5 XXXIV. Si el mal viene de aquel vicio en- ganoso , que nos encanta , y que hace que todo lo que 1.0s humilla, nos subleve y desconcierte, el remedio es conocido. Formad un bajo cono- cimiento de vuestra virtud y de vuestra capaci- dad: haced , que desaparezcan vuestras luces á vista de lis de Jos otros; que vuestras faltas dia- vias ingénuamente reconocidas, abatan Ja hin- chazon de vuestro corazon; que vuestros anti- guos engaños meditados continuamente, con- Íundap vuestra presuncion; y de ese modo ganareis sobre vuestro escrúpulo , otro tanto como hayais perdido de la buena idea que teniais de vosotros mismos, Acostumbrios á considerar la corrupcion de vuestro corazón, y su infeccion no os causará ya esa agitacion que os turba. No aspirando á brillar a vues tros ojos, niá los de los otros, la oscuridad de vuestra alma no os causará ese horror que se Os apodera, y esa confusion que us apesa dumbra. Las incertidumbres sobre vuestro es- tado presente, las que vosotros aceptais como un justo castigo de vuestros pusados desórde- nes, no os arrojarán mas en temores tan lristes_ Ya no sereis asustados de vuestra fla- queza, desde que no querais mediros con na- die, antes os mireis inferiores á todos. Dejad para otros los favores distinguidos del Cielo, las virtudes heróicas, los grandes eonsuelos: