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74 Paz interior. mundo condenan , hasta á sus semejantes ; qua vuelven contra ellos mismos todo lo que se les pueda decir para tranquilizarlos , porque toman siempre las cosas por el lado que les es menos favorable , y creen que jamás se han esplica- do bien ni suficientemente , aunque se hayan asegurado infinitas veces de las cosas, que los mas timoratos miran como menudencias ; gen- les que , haciendo lo que hacen los hombres de bien, jamás creen que lo hacen como ellos; y que no pecando jamás por obra, creen que siempre pecan por pensamiento : gentes, que sus Confesores, sus amigos, y generalmente todos aquellos á quienes se descubren, los miran como escrupulosos, pero ellos no quie- ren persuadirse á que lo son; ó si lo creen en general, no convienen jamás en ello, cuando se entra en el exámen de sus acciones: gentes en fin, poco iguales , siempre volubles, cuyo humor é ideas, varian de un instante á otro; y si vosotros os negais obstinadamente á re- conoceros, segun esta pintura, aunque todo el mundo os reconozca por tales no os hará fuerza. XXXI. El celo 'de Dios, que persigue, y acosa a un alma infiel por sus rigores mise- ricordiosos , es-alguna vez el origen de nues- tras interiores tinieblas, y de nuestras molestas dudas. Entónces el mal es útil, como noso- tros reconozcamos la cáusa, y no nos descui- demos en aplicar el remedio. Estos escrúpulos son el castigo de nuestras infidelidades , y por eso la cesacion de estas es el remedio. Estas
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