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60 Paz Interior. mismo , y la oscuridad. Asi se puede decir, que los eserupulosos tiemblan de miedo, sib tener una verdadera materia de temor 1. Se ven algunos que temen con los últimos estre- mos del espanto, sin saber por qué. Entónces, por poco racionales que sean , se les hará en- tender fácilmente, que un temor sin funda- mento, es un miedo pueril , mas digno de la lástima , que de la reflexion, y Por poco do- ciles que sean, se les hará resistir a esa im- presión y olvidarla con prontitud. Pero áur cuando este fuera un temor verdadero, y que llegara á ser duda, debia siempre obedece: el escrupuloso, y en obedeciendo, quedarí: sin queja, áún cuando la misma obligacion sobre que se funda y rueda su pena, no hu biera sido cumplida; porque esta pena es uns incertidumbre de la razon, y no un juicio d la conciencia; y este es el juicio, que debo arreglar nuestras acciones. La razon le pre- senta esta duda, no como una luz para Su conducta, sinó como una materia á su obe- diencia. Obedece? Pues ya sigue el último juicio de Ta conciencia, que debe inmediata- mente determinarlo; y en tomando el partido que le ha sido propuesto por los que lo diri- gen, lo que acá no es por obediencia sola, sino verdaderamente por conciencia. Si á él le parece que esta le resiste, esta no es Más que resislencia aparente, porque en efecto To conduce y guía con sus luces; y esle resistir 4 Mlic trepidaverunt timore , ubi non erat tiimor. Ps. 13, Y. 3. de

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