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58 Paz Interior. por la conciencia y en el juicio práctico de la razon, que nos dicta lo que debemos ha- cer en aquel momento, en que estamos bien dispuestos para obrar. Las Leyes son siempre las mismas, pero no obligan igualmente ; y nc se peca igualmente en su trasgresion , si no son igualmente dictadas por una conciencia recta. La ignorancia invencible ,: la verdadera buena fé, escusa de pecado á los que quebran- tan cualquiera Ley divina ó humana; porque la conciencia no les propone entónces esta Ley *Por esto dice san Buenaventura: Que la conciencia ancha, muchas veces salva al que merecia ser condenado: esto es, al que hace obras en si mismas dignas de la eterna con- denacion; porque no le dicta, que la Ley que él traspasa, le obliga en aquel momento. Y al contrario, la conciencia muy rigida, con- dena muchas veces al que merecia salvarse, no porque este hace cosa que le haga indigno, sinó porque no hace lo que la conciencia le propone como obligacion 1. Pues si un escru- puloso , agitado de alguna perplejidad en la materia de ciertas obligaciones-, que él teme no haber cumplido; despues de haber propuesto su duda á su director sábio y diestro., hace que éste le prescriba sin algun reparo lo que debe ejecutar en esta duda sobre el princi- pio universalmente recibido , de. que un es- erupuloso debe siempre obedecer en sus dudas; 4.£ Conscientia nimis larga sept salvat damnandum; Tonscientia nimis stricta 2 contra sepe dámmat salvandum. S. Bonavent in Compd. Theolog. verit. lib, 2. cap. 52.

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