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46 Paz Interior. guardadas por sus Ángeles, y herederas y des tinadas á su Gloria. Este consuelo, no solo conviene á los que son escrupulosos por temor; porque excep- tuando á aquellos, que lo son por presuncion, y por permision de Dios que quiere abalir su soberbia , es verdaderamente útil para todos. Pero es de advertir, que aquellos que no son naturalmente timidos, llegan á serlo desde el momento que se entregan á los escrúpulos; y esta es una enfermedad, que los hace capaces de las mas tristes perplejidades; mas cuando el vicio consiste en el temperamento , no puede curarse sino muy á lo largo; porque las im- presiones, que vienen del génio y del natural, se representan obstinadamente á nuestra i¡ma- ginacion; pero un trabajo, sostenido con pa- ciencia y con resolucion, al fin nos hace dueños de todo. IV. La seguridad de hallarse en el camino de la salvacion, se debe buscar, no mas que hasta cierto punto; pero es necesario que esta pesquisa , sea regulada por la prudencia. Que- rer caminar mas allá de lo que esta dicta, es un deseo destemplado , que pasa los términos de la sobriedad; y siempre quedarán en nos- otros oscuridades que nos humillen; pero no deben abatir nuestro ánimo, ni tentar nuestra curiosidad : porque querer la evidencia sobre el estado de nuestra alma en cuanto á la sal- Vacion , es tentar á Dios; porque es pedir, que él nos descubra lo que ha resuelto ocultarnos; y lo que su Majestad no puede descubrirnos,