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Obstáculos , y medios para vencerlos. 43 sola, por juzgar que para si sola ella basta. En el primer caso, que es la fuita de dis- cernimiento, no hay necesidad de otra cosa que de las instrucciones de un hombre habil y práctico. En el segundo, que es la melan- eólica, es menester un buen Médico. En el tercero, que es el encendimiento de cabeza, remedio es el descanso, el sueño, una ho- nesta recreacion , tomar suficientemente buen alimento, y procurar estar en sitio en que respire un ambiente puro. En el cuarto, que es el temor, es necesario animarse á si mismo, armarse de corage y de resolucion, no 0cu- parse, sinó rara vez, en pensamientos tristes, que nos abaten, como son la estremy corrup- cion de nuestra naturaleza, el imperio de las pasiones sobre nuestro corazon, la dificultad y delicadeza del negocio de nuestra eterna sa- lud, la profundidad de los juicios de Dios en la eleccion de los predestinados, la severidad de su justicia, y otros semejantes; antes bien pensar comunmente , en todo aquello que pueda escitur nuestra confianza, y llenarnos el cora- zon de un ánimo firme y generoso. Es nece- sario registrar atentamente la fuerza que nos dá la gracia, para combatir y vencer á nues- tros enemigos; la bondad infinita de Dios; el inmenso amor que nos tiene; el deseo ardiente y eterno de nuestra salvacion; lo que ha he- cho por esta, hasta entregar su propio Hijo á una muerte cruel y afrentosa; la nobleza Divina, y el alto destino de nuestras almas, formadas á la imagen de Dios, continuamente