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Obstáculos, y medios para vencerlos. 39 que no lo sea: y últimamente, moderar los placeres y disgustos, tomando los primeros con prudencia, cuando alguna necesidad los dis- pensa, y recibiendo los segundos con,una su- mision tranquila y serena ,| cuando no se pue- den llevar con alegría. CAPITULO VII. Los escrúpulos. IL Nada turba tan frecuentemente la paz interior de un alma timorata, como los es- erúpulos , que la embisten , y devoran. Con estos no puede esperarse otra quietud, que la que espera un esclayo de un amo , intra- table y cruel: las mas ligeras faltas , son enormes crimenes: las mejores acciones , es- tan mal hechas: las obligaciones, jamás se ven cumplidas ; y despues que haya vuelto cien veces a ejecutarlas, queda este tirano de la paz tan mal satisfecho, como en la primera. Persigue furiosamente á esta álma timida y trémula : la inquieta en el sueño con imagi- naciones horrendas : en la oracion .con imáge- nes indecentes; y basta temerlas , para no ser esento de ellas. En las. gomuniones la ame- drenta con las avideces inseparables de estos violentos combates , que la presenta como una prueba de mal estado de su conciencia : en las confesiones tambien, si; en la confesion