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26 - Paz Interior. debe el alma , por decirlo asi, balancearse entre las dos pasiones con un moderado movimiento hasta que llegue á encontrar el equilibrio, CAPITULO HL. El celo impetuoso. 6 Pambien un celo muy vivo turba esta paz, porque animado de este calor, quiere apode- rarse de todo á la fuerza, y parece que hace punto de conciencia, el desviarse siempre de la moderacion, tan necesaria á la tranquili - dad del alma. Está pronto este celo á empren- der todo lo que es bueno, ó parece serlo: ardiente para la ejecucion, impaciente hasta ver su fin. La prudencia, que se ocupa en reflexionar antes de determinarse, es á sus ojos negligencia ú política: la moderacion, que obra con detencion, es pesadez, ó indo- tencia; y la modestia, que vé tranquilamente y sin un placer muy sensible, el buen suceso de sus piadosos proyectos, es indiferencia para el bien. Si toma el partido de la soledad, es un Buho que no se deja ver, como que tiene horror á la luz; y al mismo tiempo un ver- dadero Misántropo , con el cual es necesario evitar cuidadosamente el encuentro, y obrar de modo que nunca se arrime sin castigo. Si le dá la gana de dejarse ver por hacer algun bien, corre por acá y por allá, se agita sin

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