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Obstáculos, y medios para vencerlos. 25 queza ; y por eso no pueden ser convencidas de viciosas sinó en sus escesos; y estos nu comienzan sinó con la turbacion del espiritu; y solo entónces se ha de decir con el Sabio: que la alegría es una cosa necia, é insi- piente 1; y que la tristeza es el origen de muchos males 2, Es necesario, pues, moderar la escesiva Megria, y la profunda tristeza, y eso, ha de ser en su principio mismo y sin tardanza al- ¿una ; porque si se les deja hacer algunos pro» gresos, será dificil volver á lograr la tranqui- lidad del álma. Ellas son dos contrarios, que múluamente se destruyen; pero se puede usar útilmente del uno contra el otro, escitáandose el. álma á- una santa alegria, cuando se ad- vierte. Nevada hácia la tristeza, y deteniendo con el freno de una saludable tristeza , Jos movimientos desordenados de una vana ale- gria. Pero es necesario huir de los estremos, la alegria tranquila y moderada, siempre ocupa el medio. Si el temor de uno de estos defectos hiciese dar con el contrario , esto se- ria arrojarse á un escollo, por apartarse del otro; y por eso es preciso pasar por en me- dio.de los dos, de modo que , se ha de in- elinar el euerpo por el lado opuesto, a aquel a que estaba propenso y dispuesto pará caer; y esto no es por caer antes de un lado que del otro, sinó por no caer de ninguno; y fa- cilmente se precipitaria, si estuviese muy in- clinado á cualquiera de ellos. De este modo | Ecelesiast 7, Y 8. —2 Eccl. 25 Y. 17 Paz interior 3

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