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Práctica. 233 que se sen sinó para que se le sacrifiquen Y ¿Quién se atreverá á decir, que es ser siervo inútil /* no: hacer sinó lo que Dios quiere ? Sa bed pues que el talento que se entierra por su órden, es un grano que se pone debajo de la tierra, que produce ciento por uno coma se vé en lus. Arsenios, en los Nilos y otros. Pero sia multiplicar aquí los ejemplos de los Santos que son sia número, es sin réplica el del Santo de los Santos. De treintay tres años que vivió sobre la tierra, pasó los treinta en la Os- curidad de la vida privada y de una condicion humilde, á pesar del celo de la gloria de Dios y de la salud de los hombres de que estaba su alma abrasada, y á pesar de los desórde- nes y escándalos sin número, que. le herian el corazon. La Sabiduria eterna no rompió el silencio ni salió de la oscuridad, hasta la hora que habia sido determinada por los decretos de Dios; y por eso rechazó con severidad la túplica de su Madre, segun la carne , porque varecia querer prevenir esta hora *, Y nos- otros ¿cederemos á menores persuasiones hu- manas sin ocultar mucho la voluntad de Dios, para no empeñarnos en obras exteriores y en misterios peligrosos? Ó tal vez nos dejaremos engañar de nuestro «mor propio, que nos per- suade muchas véces sin grande fundamento, que debemos entregarnos á ellas y que esta- mos en estado de acertarlas? Los favores de la Providencia ¿son una razon suficiente para 1 Quid mibi, et tibi est, Mulier? Nondum venit bora mua. Jogun, 2, Y. 4.