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Dl 274 Paz interior. MH. Cuando algun deseo os dá prisa, de- ciros á vos mismo: ¿Qué es lo que veo? Y ¿qué es lo que me apresura tanto? Porque se falta muchas veces y se yerra eon buenas in- tenciones, por no profundizar en si mismo: y no se sabe bien poner en limpieza las ideas y en órden los proyectos. El demonio y el amor propio, que se esconden en los pliegues del corazon, solo temen la vista de nosotros mismos con la cual nos sondeamos sin lisonja; porque enlónces busean nuestras verdaderas in- tenciones en nuestros mejores deseos. Procu- remos pues desenbrirlos por nuestros movi- mientos , y nos presentaremos t: dos enteros á nuestros propios ojos. Sin esto jamas habrá un discernimiento justo de lo que mira 4 la vida interior. Vuélvanse á buscar en mil ocasiones secretamente y se dará con las ilusiones. Pre- guntáos a vosotros mismos cuando vuestra ae- tividad os llena de deseos, y vuestros pensa- mientos se presentan en tropa y precipuada- mente á vuestro corazon: ¿Cual es el fin que vo buseo con tanta prisa? La gloria de Dios? Mi adelantamiento espiritual? El de mi próji- mo? Porque cuanto puedo decir eristianamente se reduce á esto; y todo lo que nu conduce a este fin. ó es nada ó corrupcion. Estos tres objetos se unen en uno que es , el camplimiento de la voluntad de Dios; pues yo no debo 'pro- eurar su gloria, sinó del modo que él quiere; y mi adelantamiento espiritual consiste en por- tarme mas conforme á su volunt: d ; y no debo trabajar por la salud del prójimo, sinó con'la

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