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Práctica. 259 santificación y virtud, 'husta los pecados en que cayó. Las ¡infidelidades que comete, au- mentan su fervor; asi como un gran fuego cuando le hechan algunas gotas de agua. Y Dios que vé cuán útiles son eslas infidelidades, las permite con providencia y las perdona con bondad. ¡Oh Dios de misericordia infinita ! pues sacrificuis asi vuestra gloria a Dueslra ulilidad, y sufris que seamos ingralos, infieles y culpa- dos, para que seamos mas humildes, civcuns- pectos y santos. Vi. Mucho. me detengo en este capitulo; pero mi prolijidad debe hacer comprender a estos penitentes inquietos , cuanto cuidado pide su estado, y cuanto fundamento tengo para condenar su impaciencia. Yo multiplico las re- Jexiones; porque la esperiencia ha enseñado que aunque ellas son mus necesarias , puede hacerse poco en un estado, en que apenas se puede aprovechar á otros. El entendimiento ofuscado con las mas tristes imagenes y el co- razon cerrado con el temor, apenas dejan al- guna aberlura para que entre alguna luz y al- gun consuelo. Por eso pido á estas personas que me esenchen tranquilamente, y que cal- men por. un. momento todos sus temores. Y como su: situacion no es aquella en que pue- de absolutamente exigirse su obediencia, yo me esfuerzo á hacer sensible su necesidad. La autoridad sirve de persuasion; y cuando yo acierte á convencer que mando con razón, estoy asegurado de mandar con éxito feliz en otras mil ocasionus, sin dár razon de lo que mundire,

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