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Práctica, 253 le conviene; mas él está mas tranquilo en la humildad de su arrepentimiento, que el Fa- riseo devorado de sus pasiones é hinchado de su falsa justicia. Al modo pues que este Pu- blicano convertido, todos las verdaderos pe nitentes han de estar tranquilos, cuando se reconocen culpados. £l Santo Rey Ezequias repasó los años de su vida en la amargura de su corazon, y de ningun modo alleró su paz 1. A la verdad David, habla muchas ve- UN ces de turbacion y terablor en las Salmos de ¡/ | la penitencia ; pero reconoce que este temor EN no. esta sinó á la parte de afuera de un alma ¡AN penitente y aligida ; porque el fondo está Heño 1] de la alegría inspirada de la confianza en Dios ?. | Santa María, sobrina de San Abrahan Solita- rio , llora sus pecados. ¡Ah , y qué pecados! Pero los llora dice el Autor de su vida, con | una grande quietud de espiritu 3, | La vuelta simple y tranquila bácia Dios ¿os 5Ñ parece dificil? Atended á que no siendo el pecado otra cosa, que una. aversion de Dios por inclinarse á- la. criatura: consiste la ver- dadera conversion en dejar á la criatura y l volver á Dios, con un pesar sincero de ha- MN berle disgustado, una verdadera. resolucion de darle satisfaccion por lo pasadu y de serle 4 Recogitabo tibi omnes amo3 meos in amaritudinem anime mex. lo pace facta est amaritudo mea amarissima. ' Isai. 38, Y. 15 et 16. — 2 Tu es refuginm meum a tri- ! bulatione que circumdedit me : exultatio mea, etc. Ps. 31, ! Y. 7. — 3 Ensu Vida, entre las de los Padres del Desierto . tom, 2. Paz interior 16

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