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Practica. 231 resistencia ; la abandona alguna vez, cuando ya' estaba en el punto de rendirse; porque no sabe vi los grandes afectos que han producido los fuegos que le ha «echado , ni da turbación y division que reina dentro. CAPITULO VI. No se ha de turbar ni. dun de los pecados que se cometen. » l, Este es sobre ¿odos el asunto, en que nosotros necesitamos de auto:idad y vosotros de confianza, almas pesarosas de vosotras Mis- mas! Que no podeis sufrir vuestros pecados cuando los sulre Dios con infinita paciencia, No quereis oir ninguna proposición de paz su- bre la materia de vuestras fallas; porque pen- sais que la paz de que hablamos es solo con vosotras mismas y de ningun modo con yues- tros pecados. Un arrepentimiento tranquilo, 0s parece siempre una paradoja ú un error, Sa- hemos que es necesario aborrecer el mal, y que Jo seria grande mirarlo con indiferencia, Mas ¿no hay un medio entre la indiferencia que teme vuestra razon, y el despecho, el pesar y la turbacion á que os arroja vuestra ¡mpa- ciencia ? Una humilde y dulce vista hacia Dios, se aporta igualmente de las dos extremidades. Vuelta dulce hácia Dios! me responde una de

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