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228 Paz interior. MÁXIMA QUINTA. Aunque sea la oracion nuestro gran Fecurso contra las tentaciones, «sin embargo sé requie- sen algunas otras cosas mas , que pueden cau- sar admiración por aparecer algo contrarias; y estas son el trabajo , la distraccion y la ale- zria. Hay imaginaciones, que representan los objetos con tanta vivacidad y hacéñ tan pro- fundas impresiones, que se conservan hasta que vienen otras mus fuertes y las deshacen. Entónces no suele servir el retiro', sinó para mirar mas aquellas pinturas, a, pesar de la resistencia: y no basta orar, porque quiere Dios que se usen otros medios: y setia uno muy. poderoso para olvidar estas imágenes, al- gun negocio sério y molesto €. En defecto de esto se puede recurric a un estudio intenso, á un trabajo que pida mucha atención, á uña multitud de ocupaciones cue se sucedan unas á otras, sin dejar mas intérvalos que “aquellos que son precisos para unas breves y vivas ele- vaciones del corazon á Dios; pura atráer sus auxilios, para no disiparse mucho, y para no perder con esta disipación la * paz “del. alma que se quiere conservar , ahuyentada' la ten- tación. verd ventum walidam temuit; et cum có pisset mergl, ele. Matth. 14, y. 30 et 31. dis i Diwm respicit Jesum , non respicit elementum. S, Ambros. 1 Malitia horze oblivionem facit luxurise magne. Eccli. 11, y 2,
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