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Práctica. 221 Santo! Hallase oprimido: busca en vano su consuelo: por todos. lados - lleva la imagen de su reprobación impresa en su entendimiento; y en parte ya padece sus penas. El Dios de la bon lad que llama a los pecadores, que ama a los mas obstinados, que eonsuela y dulci- fica a los penitentes, no es para él sinó un Juez severo, que lo condena a los eternos eas- tigos , por las manchas imperceptibles de su i vida, Ó por lu profundidad impenetrable de 18 sus consejos. Mas este Dios, de quien teme 14 tanto los juicios en sus momentos terribles, 1] siempre ha amado y ama ahora á este alligido; !] y el demonio que le imprime esas ¡mugenes ¡Ñ tristes que lo acosan , no puede dibililar este amor generoso y consolante, que le sirve de ; un poderoso recurso. «Eu, bien, (dice :en-me- »dio de este nublado tenebroso quelo rodea): | Ea, bien; Si yo soy tan desgraciudo que no he de poder. contemplar. su infinita: hermo- ñl »sura en toda la eternidad; al menos yo lo !l »alabaré y lo adoraré mientras me dure esta vi- !l da; y cuanto yo temo no poder amar siempre á ! »un Dios tan digno de ser amado, tanto mas »doblaré mis cuidados, para amarle aqui mas »y mas.» Y esla resolucion amorosa, ferviente MW y toda de puro amor, es como un relampago | que lleva una luz repentina á su alma; y como ¡5 un golpe de rayo, que aterra á su enemigo. VII, Ahora es preciso, advertir que el te- mor escesivo de la propia flaqueza, y de aque- MN llas tentaciones, á que podra ser espuesta, es nn un manantial! fecundo, de vanos lerrores ; y l l o ANN Y '

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