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202 Paz interior. algun ejercieiv moderado ; y de este modo o hareis tranquilos. ML. Mas áun cuando se halla retirado yues- tro enemigo, no lo llameis para saber lot golpes que os ha dado, y silos habeis des- viado presto y bien. para libraros así de re- cibir alguna herida ; porque esto seria volver al combate con mas riesgo , pues vuestro con- trario conserva toda su fuerza , y vosotros ba- bois quedado debilitados del primer choque. ¡A enántos ha engañado el demonio por este término! Él ha vuello «contra ellos la deli- eadeza de su conciencia, que los hace conto inacce=ibles al ma!: los ha enlaquecido insan- siblemente y los ha vencido , haciéndolos vol- ver sin cesar sobre estos pensamientos enga- ñosos, por examinar si ellos habian sido en- gañados. Olvidad pues la. especie, la ocasion, la dureza del combate y aún Jus mismas per- plejidades que os ocasiona. Y sí en conse- enencia es necesario tranquilizar la eonciercia timida y atemorizada , poned los medios me- nos un exámen mny eontinuado y menudo, que será tan peligroso como podia ser favo- rable el juicio sobre los siguientes principios: Que jamas se ama verdaderaménte lo que se tiene miedo de amar: que lo que fatiga", BO agrada: que no es el sentimiento sinó el con- sentimiento, el que hace el pecado : que cuanto * el debate es mas violento , más es manifiesta la resistencia : que la impresion del mal que sufrimos, es una materia de mérito; y que ordinariamente en las persofias timoratas y

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