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Escelencias. 9 la dulzura del comercio que se gustaba tratando y conversando con Dios 1. Pero cuando el alma está atenta á no comunicarse a las crialuras, sinó es lo necesario é inescusable , la agitacion interior que algunas veces. se esperimenta, ni es de mucha monta, ni sueede sinó casi in- sensiblemente ; y el mismo movimiento divino que nos escita a obrar, nos inspira siempre esta circunspeccion. Este es á un tiempo, un aguijon que nos estimula, y un freno que nos detiene. Cuando al contrario, un falso movi- miento apasiona mucho, no nos da un mo- mento para el descanso, ni nos deja tiempo ni lugar para el recogimiento; y bien lejos de inspirarnos la cireunspeccion, ni aun nos permile pensar, que esta es necesaria, cuando él no nos presenta otra cosa, que un falso bien. Sin embargo este movimiento, que nos viene del demonio ó de nosotros mismos, por muy laudable que aparezca el ejercicio á que hus encamina , siempre comienza por la tur bacion, y comunmente acaba por la culpa. CAPITULO IV, La paz interior nos sirve de grande auxilio en las tentaciones. ué poderosos auxilios nos ofrece contra las tentaciones esta paz! En este estado de reco- 4 Quoties inter bomines fui, minor homo redii. Kemp lib 4, cap. 20. Paz interior to

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